viernes, 2 de diciembre de 2011

Mitos sobre el sexo

MITO N* 1: «Es imposible controlar el deseo sexual, es inevitable que los jóvenes tengan relaciones sexuales antes de casarse. Entonces, lo mejor es ayudarles a tener cuidado».

Existen variaciones de este mito, como «la masturbación es la solución para el creyente», pero lo esencial cae bajo el rubro de que «es inevitable». Para la persona que tiene la mente saturada del sexo impuro (¡ojo! - digo impuro, porque el sexo dentro del plan de Dios es puro), pareciera que el impulso o tentación es abrumador.


La Biblia, en cambio, dice: «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá la vía de escape, a fin de que podáis resistirla». (1 Cointios 10:13 BLA) Este mito, que muchos evangélicos han aceptado como verdad, es negar la gracia y el poder de Dios en la vida del creyente para vivir una vida de pureza.

MITO N* 2: «La meta más elevada con que uno puede soñar es la libertad de expresión». Dentro de este mito hay una crítica a los que seguimos la ética bíblica porque consideran que hemos inhibido tal expresión causando mucho daño emocional. Vamos a hablar con claridad, la verdadera libertad viene de Cristo (Juan 8:31-36), es una libertad de ser controlado, sin culpa, sin problemas con la conciencia, sin hacer daño a otros seres humanos o a sí mismo. Si fuera verdad que el verdadero equilibrio emocional viene de la «libertad» de expresión (incluyendo, por supuesto, el impulso sexual) ¡esta generación ha de ser la más balanceada en la historia del mundo! Pero la verdad es todo lo contrario.


Es lamentable cuando un joven o una joven casi tiene que disculparse porque es virgen. A los varones les acusan de ser «maricones», y a las muchachas de ser «monjas». En un caso una mujer le dijo a una chica virgen que «te tienes que curar», como si la virginidad fuera una enfermedad. Los varones sufren esta presión cuando los chicos se reúnen para hablar de sus «proezas sexuales». Es hora de que los creyentes se jacten de su pureza, recordando que el verdadero amor nace de un corazón puro (1 Timoteo 1:5).

MITO N* 3: «El sexo pre-matrimonial es natural y saludable, por lo tanto, no tiene consecuencias». Es un tema que bien podría llenar un libro, pero menciono sólo en forma de bosquejo que «todo lo que el hombre sembrare, eso también segará» (Gálatas 6:7).

El sexo fuera de los votos matrimoniales:

* Crea problemas sexuales dentro de un futuro matrimonio.

* Fomenta falta de confianza en la pareja en la mente de las personas que cometen el acto (2 Samuel 13).

* Facilita la posibilidad de algo que estamos viendo con más y más frecuencia, «una adicción sexual».

* Siempre existe el temor al embarazo.

* El contexto (tanto físico como emocional) en que generalmente se practica el sexo antes del matrimonio, lejos está de ser el ambiente de amor y ternura del sexo matrimonial. Por lo tanto, distorsiona el concepto de que es o puede ser el sexo como Dios lo diseñó.

* Hoy día hay que agregar las enfermedades transmitidas por el sexo impuro.

* Cuando los novios empiezan a tener relaciones sexuales o aun caricias profundas, el muchacho suele perder el aprecio por la personalidad de su novia y aquellas cualidades internas que perduran, y concentra su atención (quiérase o no) en el cuerpo y en el sexo. La mejor manera de imposibilitar la intimidad emocional de una pareja es comenzar con la intimidad física antes del matrimonio. La Biblia afirma que no es bueno que el hombre esté solo (Génesis 2:18). El Creador le dio una mujer por compañera (Malaquías 2:14).

Algunos propósitos del matrimonio son el compañerismo, la comunión y la intimidad a fin de crear «una sola carne» (Génesis 2:24). Tal intimidad es una necesidad y el ser humano la busca porque le hace falta, pero lamentablemente muchos no la encuentran. En esta búsqueda de intimidad, por lo general el varón busca relaciones físicas antes de las emocionales.

Por su parte, la mujer desea tener intimidad emocional antes de entregarse físicamente. Cuando el varón--por lo general es el muchacho, no la chica, quien apresura el contacto físico--acelera los roces y las caricias en el noviazgo, la muchacha acelera la búsqueda de la intimidad emocional. Esta intimidad emocional se hallará muy pocas veces una vez que hayan precipitado el contacto físico.

* «Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios» (Hebreos 13:4).

MITO N* 4: «La homosexualidad es aceptable siempre y cuando es natural para la persona (es decir, nació así). No existe esperanza alguna de que el homosexual cambie». Como líderes de la Iglesia, vamos a tener que enfrentar la cuestión de la homosexualidad y el lesbianismo más y más. El ambiente en que salen homosexuales es cada vez más común en la sociedad.


Más que nunca tenemos que aferrarnos a lo que dice la Biblia y no a lo que dice la literatura existente sobre el tema. Saber que la homosexualidad es un pecado (no el pecado sino un pecado) le dará esperanza al que la practica, porque para el pecado hay perdón y esperanza de cambiar. «...y esto eráis algunos...» (1 Coíntios 6:9).

MITO N* 5: «El amor (difícil de definir para el mundo, pero por lo general un sentir (algo inesperado que sucede sin previo aviso) es la base para el matrimonio». Esto suena bien al juzgarlo a la ligera. Pero, ¡cuántas veces hemos escuchado en la sala de consejos «pero, hermano, lo(a) amo» como si esto contestara (y disculpara) una relación adúltera o diera licencia para un divorcio (con la idea de casarse con otro)!


En ningún lugar la Biblia dice que el amor es la base para el matrimonio. En cambio, establece que el matrimonio es la base para el amor. Pablo dice: «...amad a vuestras esposas» (Efesios 5:25) en vez de «casaos con vuestras amantes». Esto no significa que uno no debe estar enamorado de su futuro cónyuge, sino que enfatiza la importancia de amar al cónyuge actual.

MITO N* 6: «La juventud moderna es más madura y está más preparada para el matrimonio en cuanto a los temas sexuales porque sabe de todo y porque muchos han experimentado el contacto sexual». Es muy cierto que la juventud actual sabe mucho más acerca del sexo que la juventud de mi época, pero ¿necesariamente significa que la hace más apta para disfrutar del sexo dentro del matrimonio? ¡Lo dudo! La mayoría de los chicos aprenden sobre los temas sexuales a través de conversaciones con los amigos, chistes subidos de tono, libros pornográficos o semi-pornográficos; en fin, de un ambiente totalmente fuera del contexto bíblico. La juventud, por lo tanto, sí sabe mucho del sexo--la mecánica--pero muy poco sobre cómo el sexo está relacionado con el amor. El reto es aún más grande: enseñar a toda una generación cómo el contacto físico encaja con el amor--dentro del matrimonio.

MITO N* 7: «La juventud es la que tiene problemas con la codicia, una vez casada cesa el problema». Es intrigante ver las clasificaciones de las películas: «para mayores de 18 años» como si la pornografía sólo afectara a los menores de 18 años. Probablemente la pornografía afecte más a los casados y a los que han jugado con el sexo que a los que son vírgenes. Un artículo dice:

«Varios son los que afirman, y hay evidencia para sostenerlo, que antes de que una persona experimente el acto sexual, sólo tiene curiosidad y deseos sexuales, pero una vez experimentado, comienza a tener pasión sexual.

Es como si el acto sexual encendiera un motor que estaba apagado. Después de encenderlo, la persona batallará con la pasión sexual. Este es un fuerte argumento en contra de la masturbación y las relaciones prematrimoniales. Dios hizo que la pasión sexual se encendiera dentro del matrimonio, en donde hay posibilidad de satisfacerla». (Fui Violada, Apuntes Pastorales, Volumen II, número 4, diciembre 1984-enero 1985).

Nunca llegaremos a comprender cuánto y de qué manera la pornografía ha torcido la mente de los hombres. Cuando el varón codicia a las chicas en revistas pornográficas, en películas, y en la calle, diversifica su deseo sexual y pervierte sus relaciones sexuales matrimoniales. En cambio el deseo sexual de hombre que se mantiene fiel en mente y cuerpo, es semejante a muchos ríos angostos -- son profundos.

Este hombre no malgasta su energía sexual con otras, sino que guarda todo para su esposa. La pornografía es una trampa, un callejón sin salida. Ofrece educar, promete «enriquecer la vida íntima» pero hace todo lo contrario. Destruye los pensamientos puros de un hombre hacia una mujer y provoca la codicia. La pornografía hace que la conciencia sea menos sensible al pecado sexual, y en forma progresiva cada vez se necesita más para provocar el mismo estímulo. Por lo tanto, muchos se enredan más y más en actos cada vez más pervertidos.

MITO N* 8: «No voy a tener el acto sexual (por temor al embarazo o a una enfermedad venérea) pero está bien hacer todo menos el acto en sí». En círculos cristianos es posible pensar que el coito es el pecado, pero que está bien practicar masturbación mutua, sexo oral, u otras caricias profundas. Vale la pena mencionar que ya he aconsejado a tres parejas que no han tenido relaciones sexuales (técnicamente hablando) pero la chica quedó embarazada de todas maneras. El propósito de las caricias es prepararse para las relaciones sexuales tanto emocional como fisiológicamente (por eso se llama el juego previo).

Si durante el noviazgo se preparan para algo que no deben hacer hasta la noche de bodas, el resultado lógico es frustración sexual--a veces en los hombres hasta dolores intensos en los testículos. Peor todavía es alcanzar tal nivel de estimulación que cada vez se debe avanzar más en la profundidad de las caricias. Pablo declara: «Bueno sería al hombre no tocar mujer» (1 Cointios 7:1). La palabra «tocar» significa «encender o hacer que una cosa se inflame o arda».

La batalla se encuentra en la mente. Cuando los novios arden de deseo sexual, están transgrediendo los límites bíblicos. En el noviazgo ideal (¿existe tal cosa?), la intimidad emocional y el deseo de tener relaciones sexuales llegan a su cumbre el día de la boda. Es notable que la palabra «tocar» también tiene el sentido de «adherirse a algo». No solamente no es bueno tocar (inflamarse o excitarse sexualmente) mujer (que no sea su propia esposa), sino que tampoco es bueno adherirse a mujer ajena.

Además (vuelvo a tocar el tema de la intimidad) se puede decir que la relación sexual es «la intimidad máxima» y solamente dentro del contexto del matrimonio se puede desarrollar tal intimidad. Dentro de los votos matrimoniales será posible entregarse totalmente, sin vergüenza, sin tener que salir para ir a su propia casa, sin temor al embarazo (todo lo contrario), sin el temor de que uno terminará el compromiso. Dentro del matrimonio la pareja comparte todo: las finanzas, los niños, los quehaceres y la cama.


MITO N* 9: «Lo más importante es mi propia satisfacción». Es probable que 1 Juan 2:16 contenga el lema del mundo de todas las generaciones: «...todo lo que está en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida...». El mundo se forma de tres partes: deseos, deseos y vanagloria. Fuera del contexto bíblico, el tema del sexo se forma de los mismos elementos. No voy a dedicarle mucho espacio a este mito, pero dejemos que la Escritura hable por si misma. «El que tiene amor, tiene paciencia; es bondadoso y no envidioso; no es presumido ni orgulloso.


No es grosero ni egoísta; no se enoja ni es rencoroso. No se alegra del pecado de otros, sino de la verdad» (1 Cointios 13:4-6, VP). «Que cada uno de nosotros agrade a su prójimo para su bien, para su edificación» (Romanos 15:2). «...por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos» (2 Corintios 5:15). «No busquéis sólo vuestros propios intereses personales, sino también los intereses de los demás» (Filipenses 2:4). «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas 9:24). «La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido [no un novio]. Y asimismo, el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer» (1 Cointios 7:4).


Frente a esta avalancha de propaganda, la Iglesia de Cristo del nuevo siglo se prepara para la batalla armada con la verdad. El tema del sexo no puede ser tabú, no podemos ignorarlo, nos está invadiendo estrepitosamente. Es hora de sacar este tema de las conversaciones en los pasillos y los baños y ponerlo en el contexto apropiado, la Biblia, la familia y la iglesia, para que tanto los jóvenes como los adultos podamos vivir con la conciencia transparente y en victoria. Es imprescindible que la iglesia presente la alternativa bíblica, no solamente condenando (es correcto hacerlo cuando sea necesario) sino también enseñando la belleza del sexo marital.


Por: Jaime Mirón